SESIONES DE IMPROVISACIÓN DE DANZA-TEATRO. MIÉRCOLES DE 20h. a 22h.
En busca de un cuerpo perdido que resulte un cuerpo recobrado. Poner el cuerpo en movimiento. Poner movimiento entre los cuerpos. Hacer espacio. Abrir el espacio ¿de adentro?: huesos, articulaciones, algo –no mucho– de músculo y aguas y memorias y ensueños. Abrir, a un tiempo, el espacio ¿de afuera?: con presencia y atención, con ciertas dosis de imágenes y un puñado de gracias. Dejar, sin imponerle prejuicios ni preámbulos, que se exprese tal como es asistiéndole en el orden tanto como en el caos y en la sorpresa tanto como en la torpeza. Así, acaba uno por sentirse un poquito liberado/a y aparece de inmediato algo de íntima alegría, de profundo goce o de anhelada plenitud: la sensación de estar en casa al arrullo de la locura de una danza.
HOJA DE RUTA
· El cuerpo como fractal. Tal como sucede en mi espacio físico, así en el escénico. Articular un todo.
· Tira del hilo, confiar sin descanso, continuar el proceso hasta que la cosa pida cambio.
· Viajar como estar en casa. Estar en casa viajando. Desplazamientos entretejidos con pausas.
· El triángulo: sensación, imagen y forma. Estar, no ser ni representar.
· Involucrar a un tiempo el dentro-fuera y lo propio-impropio.
· Articulaciones: físicas, escondidas, espaciales, dramáticas.
· La mirada: una articulación más.
· Tiempos, cadencias, tames, ritmos, repeticiones y variaciones.
· La respiración: inhalar y exhalar el movimiento.
· Fondos y figuras; paisajes y personajes.
· Atención a los detalles: todo se siente, todo se ve.
· Ser humano es una pérdida de tiempo: quimeras.
· Tipos de públicos, formas de interacción.
· Disolverse, conectar y relacionar. Nada sin atender debe quedar al margen.
· Mapa y territorio. Esbozar partituras, transitarlas con vida.
· Estructurar en tiempo real. El hilo invisible que teje.
· Todos a una y una para todos. Little passing through.
FECHAS, HORARIOS Y PRECIOS
· Fechas: de enero a junio. Miércoles de 20h a 22h.
· Espacio en Blanco. Madrid (Embajadores).
· 50€ mes.
· 20€ sesión suelta.
· Practicamos política de bolsillos apretados. Pregúntanos si lo necesitas.
¿PARA QUIÉNES?
Todo cuerpo capaz de sentir.
¿CON QUIÉN?
Dinamiza Elena Arroyo: «Hace tiempo que danzo. He cursado formaciones intensivas de danza teatro y butoh en mi ciudad natal con maestros excepcionales con quienes sigo practicando. Fuera de las fronteras, con numerosos y notables artistas de prestigio. También he actuado en escenas menores en gran cantidad de oportunidades. Sin embargo todo esto importa poco. En mi trayectoria, tanto recibiendo como acompañando grupos, sé que hay dos o tres ingredientes sin los cuales, por mucho que me lo propusiese, no conseguiría transmitir ningún saber o, –dicho de un modo mucho más atinado– no conseguiría abrir el saber del que todos/as somos portadores. Estos ingredientes son la pasión y la empatía. También la capacidad comunicadora. De todos ellos reconozco tener altas dosis.
Hace un puñado de semanas, a punto de concluir las vacaciones, escribía en mi diario: –»Si no danzo, me muero»–; pero cuando danzo es cuando noto el aliento de la muerte soplándome en la nuca. Tiene sentido. Danzar es el lugar donde me reconozco más viva. No es solo una cuestión física –hormonal–, o emocional –el sentimiento de libertad asociado al movimiento libre–, es también un modo de entender mi ser energético en relación a todo lo que me rodea. Danzando se manifiesta un plano que el cotidiano suele sepultar bajo su absurdidad. Danzando me renuevo. Danzando soy en otro.
Hace un puñado de días, en una tutoría, alguien a quien acompaño en un proyecto de creación, lloró. Con mis preguntas había dado con un nudo donde lo creativo y lo personal se dan la mano. Fue, el suyo, un llanto liberador. El agua estancada encontró un cauce seguro por el cual desbordarse. Después a penas le quedaba ya trazar cuatro movimientos para acabar la pieza que tenía entre las manos. En silencio di las gracias: primero a ella por permitirme articular un espacio de encuentro real; después a la vida por mostrarme de nuevo que lo más bello es lo más frágil.
Hace un puñado de horas, en una clase de danza, por poco levito: pude apreciar las cicatrices de vida de todos los cuerpos presentes mostrando su hermosura. Puede ver en relación el plano del tiempo: la juventud, la infancia, la vejez, la ilusión, el miedo, el derrumbe, el delirio, la entrega, la paz, la serenidad, la alegría, la esperanza, la rabia pasando en fracción de segundos ante mis ojos. Quedé en paz. Di la bienvenida a la dicha.
Apunta en su libro Jacques Rancière que un buen maestro es antes que nada un ignorante. Este pensamiento acerca a Rancière a la danza. Danzar es mirar alrededor con ojos de niño que absorbe –y vive– sin comprender la vida. Mira con todo el cuerpo. Mira con todo el ser. Mirando, estando, abriéndose así uno puede concluir sin temor a equivocarse que es el espacio mismo quien da forma al niño y no a la inversa. Eso es danzar.
En este curso me comprometo a crear un espacio donde esto sea posible.
INSCRIPCIONES
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